¿POR QUE SE DEBE ELIMINAR LA CONSTITUCION DE FUJIMORI?
Extracto de la entrevista al abogado
constitucionalista y político Dr. Alberto Borea Odría publicado en el diario LA
LEY de la Gaceta Jurídica – edición Nº 44 del mes de julio de 2011.
La Ley: Es conocida su posición frente a la Constitución de 1993. ¿Por qué se debería eliminar?
Alberto Borea Odría: Primero
porque no es una Constitución, fue el producto de una dictadura hecha no con el
propósito de limitar el poder sino, por el contrario, con el objetivo de
ampliar el poder. La teoría de la Constitución parte de que se inventan las
constituciones para
frenar el poder de quien está en el mando. En segundo lugar
las constituciones democráticas son producto de un acuerdo entre quienes forman
parte de lo que se estima como pueblo y, en ese sentido, el documento del 93,
como muy bien lo dijo Valentín Paniagua, es un estatuto de ocupación que fue
impuesto a los peruanos por quienes arrebataron el mando luego del golpe de
1992. Peter Häberle dice con toda propiedad que la Constitución no solo es ratio, es decir, no solamente es una
lógica sino es emotio, es decir, la
movilización de las fibras más íntimas de un ciudadano. Yo me pregunto qué
fibras íntimas se pueden movilizar obedeciendo las órdenes de una dictadura tan
corrupta y tan alejada del Derecho y del respeto por el ser humano como fue la
de Fujimori en todos esos años en que se mantuvo en el poder.La Ley: Entonces la Constitución del 93 no es legítima.
Alberto Borea Odría: Creo
que tiene una gruesa ilegitimidad de origen, que no alcanza los límites para
ser consignada como Constitución. Precisamente en Gaceta Jurídica publiqué un
libro que se llama El sistema
constitucional peruano en la era de la globalización y los derechos humanos,
donde la primera parte está destinada a demostrar cómo se puede desmontar
jurídicamente una dictadura y yo creo que por la vía de normas transitorias se
puede evitar el peligro de una suerte de vacío que se ha sustentado en el
terreno y, a la vez, darle a los peruanos el derecho de tener una Constitución
que se haya vencido a los avatares dictatoriales.
La Ley: La Constitución del 79 fue legítima porque se dio a través de un consenso de acuerdos políticos, pero se mostró frágil al punto tal de que fue fácilmente abolida.
Alberto Borea Odría: No, no
fue fácilmente abolida, no es verdad. No hay que olvidar que nosotros salíamos
de un golpe que duró 12 años, por ello se estaba reacomodando el sistema
político peruano. El Perú estaba dentro de lo que podríamos denominar países
con constitución nominal, para seguir la calificación de Karl Loewenstein.
Entonces todavía no era un país con Constitución normativa como puede pasar en
aquellas naciones donde está arraigada la juridicidad, te hablo de Estados
Unidos, los países de Europa nórdica o Costa Rica. Íbamos en un camino
progresivo hacia ello pero fue destruido directamente por Fujimori y la fuerza
de sus felones que dieron el golpe en abril de 1992.
La
Ley: ¿No cree que si bien
la Constitución de 1993 tuvo un origen espurio, a lo largo del tiempo llegó a
adquirir legitimidad?
Alberto Borea Odría: No, yo
creo que eso es un raciocinio medio cobarde para decirlo con claridad. Pienso
que los peruanos debemos tener el coraje para acabar con ese mamotreto
teniendo, a la vez, la sagacidad de no incurrir en una suerte de conflicto
entre la realidad y la norma. Tienen que haber normas transitorias que
reconozcan, por ejemplo, los hechos cumplidos. Los peruanos no tuvimos la
valentía de decir las cosas como son, es decir, que ese documento no es una
Constitución y como se dice desde Roma, en Derecho las cosas son lo que
son y no lo que dicen ser. Es decir,
Fujimori pudo haber llamado a eso lo que le diera la gana pero nunca jamás iba
a volverse una Constitución; en consecuencia, ya que no tuvimos la fuerza ni el
valor, y en esto son culpables muchos de los profesores de Derecho
Constitucional que no tuvieron el coraje de salir a enfrentar a la dictadura
directamente desde el asiento jurídico que ocupaban, pues entonces ahora
tenemos que pagar el precio de no declarar la nulidad de ese texto sino de
trabajar por la vía de las normas transitorias. Ya se hizo dos esfuerzos muy
serios: uno de ellos fue el de la comisión de bases para la reforma que planteó
Valentín Paniagua en las postrimerías de su Gobierno, y en donde la primera de
sus propuestas fue precisamente declarar nulo el documento del 93. Toledo no se
atrevió a eso y tampoco García, por supuesto. Vamos a ver ahora cómo se puede trabajar sin alterar la paz del
país, para devolverle esa tranquilidad de vivir bajo una norma jurídica hecha
democráticamente y no impuesta.
La Ley: Entonces, ¿Sugiere crear una nueva Constitución o regresar a la del 79 con ajustes?
Alberto Borea Odría: Creo
que hay que ajustar la del 79 porque eso sería un ejemplo importante de cómo el
Derecho vence a la fuerza y cómo el tiempo no consolida las villanías. La
Constitución de 1979 por lo demás es englobante y permite que los distintos
gobiernos con distintas propuestas puedan gobernar un país. Uno no puede hacer
una Constitución con un proyecto muy estrecho, menos aún cuando ese proyecto es
impuesto por una dictadura, porque entonces no dejas margen de acción.
La Ley: Muy puntualmente, ¿Cuáles son las cosas que hay que cambiar en la Constitución de 1979?
Alberto Borea Odría: Hay que
hacer un aggiornamento en el tema
económico por supuesto, pero fundamentalmente con amplitud. Hay que incorporar
la figura del defensor del pueblo, me parece interesante. Creo que el sistema
de elección del Tribunal Constitucional en la Constitución del 79 era mejor, yo
modificaría el tiempo de vigencia del mandato de los magistrados a siete años,
pues cinco me parece verdaderamente corto. Hay que plantear también algunos
cambios en las funciones de las cámaras legislativas, el Senado tiene que
volver a tener vigencia en el Perú, y debería de tener funciones de revisión de
los procesos legislativos, con un plazo para que tampoco lo que aprueben los
diputados se duerma en el Senado sine díe.
Sobre ese punto hay algunos artículos que he escrito, por ejemplo, “Cómo rehacer el Senado luego de una
dictadura”, que es un trabajo de 100 páginas bastante interesante, donde
está desarrollado cabalmente mi pensamiento sobre ese tema.
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