Bienvenidos

La Escuela Libre de Derecho y Política, es una institución dedicada a la enseñanza del derecho constitucional básico desde una concepción de como debe ser aplicado a la sociedad, y como esta debe desarrollar sus instituciones.
Para Lograr su objetivo La Escuela Libre de Derecho y Política ha convocado a académicos y personalidades políticas de nuestro país, quienes al compartir sus experiencias en el desarrollo de la teoría y el ejercicio del poder real, ayuda a los participantes a tener ideas claras de como actuar políticamente.
Esta combinación de teoría y practica hace que los participantes en los cursos de la escuela, salgan no solamente con una formación académica básica, si no también practica, conociendo a los actores políticos del país, logrando así una sinergia en beneficio de la política y del país.
Te invitamos a formar parte de nuestra escuela, donde aprenderás que un barrio, un distrito o un país, es solamente la consecuencia de la acción o inacción de sus habitantes.

lunes, 1 de agosto de 2011

EL JURAMENTO DEL PRESIDENTE HUMALA Y LA “CONSTITUCIÓN” DE FUJIMORI

Por : Alberto Borea Odria
A raíz del discurso inaugural de la Presidencia de Ollanta Humala, el fujimorismo y muchos de quienes están en los sectores más acomodados económicamente hablando del país, han reaccionado desaforadamente cuando el Presidente manifestó que honraría los valores y principios de la Constitución de 1979, producto de una Asamblea Constituyente que se llevó a cabo en un ambiente de libertad y con la perspectiva de una auténtica democracia a la vista.
Basta leer el preámbulo de la Constitución de 1979, redactado con una belleza literaria y una puntualidad jurídica impresionante por ese gran peruano que fue Andrés Townsend Ezcurra, para darse cuenta que ningún peruano debería de eximirse de hacer lo que el nuevo mandatario se comprometía a hacer: “honrar y respetar los valores y principios” de esa Constitución.
Dicha introducción no es otra cosa que un programa máximo para el Perú. Una aspiración que debemos de tener siempre presentes quienes nacimos en esta tierra de los Incas y donde cada uno de sus habitantes debe de encontrar un lugar en la construcción y en los beneficios que ha de recibir de esta sociedad. Donde nadie debe de quedar excluido, ni de la posibilidad de participar en su estructuración, ni de los derechos que le han de asistir tanto como individuo como en tanto persona.
He creído necesario copiar ahora, en este artículo, para que lo conozcan quienes participen en el debate, este texto honrado por ese juramento, y de esta forma hacerse una idea si la grita promovida por la lideresa de la dictadura de los 90, Martha Chávez, y quien la acompañó en el despropósito, Luz Salgado, se justifican.
El preámbulo dice:
Nosotros, Representantes a la Asamblea Constituyente, invocando la protección de Dios, y en ejercicio de la potestad soberana que el pueblo del Perú nos ha conferido;
Creyentes en la primacía de la persona humana y en que todos los hombres, iguales en dignidad, tienen derechos de validez universal, anteriores y superiores al Estado;
Que la familia es célula básica de la sociedad y raíz de su grandeza, así como ámbito natural de la educación y la cultura;
Que el trabajo es deber y derecho de todos los hombre y representa la base del bienestar nacional;
Que la justicia es valor primario de la vida en comunidad y que el ordenamiento social se cimenta en el bien común y la solidaridad humana;
Decididos a promover la creación de una sociedad justa, libre y culta, sin explotados ni explotadores, exenta de toda discriminación por razones de sexo, raza, credo o condición social, donde la economía esté al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía; una sociedad abierta a formas superiores de convivencia y apta para recibir y aprovechar el influjo de la revolución científica, tecnológica, económica y social que transforma el mundo;
Decididos asimismo a fundar un Estado democrático, basado en la voluntad popular y en su libre y periódica consulta, que garantice, a través de instituciones estables y legítimas, la plena vigencia de los derechos humanos, la independencia y la unidad de la República; la dignidad creadora del trabajo; la participación de todos en el disfrute de la riqueza; la cancelación del subdesarrollo y la injusticia; el sometimiento de gobernantes y gobernados a la Constitución y la ley; y la efectiva responsabilidad de quienes ejercen función pública;
Convencidos de la necesidad de impulsar la integración de los pueblos latinoamericanos y de afirmar su independencia contra todo imperialismo;
Conscientes de la fraternidad de todos los hombres y de la necesidad de excluir la violencia como medio de procurar solución a conflictos internos e internacionales;
Animados por el propósito de mantener y consolidar la personalidad histórica de la Patria, síntesis de los valores egregios de múltiples origen que le han dado nacimiento; de defender su patrimonio cultural; y de asegurar el dominio y la preservación de sus recursos naturales; y,
Evocando las realizaciones justicieras de nuestro pasado autóctono; la fusión cultural y humana cumplida durante el virreinato; la gesta de los Libertadores de América que inició en el Perú Túpac Amaru y aquí culminaron San Martín y Bolívar; así como las sombras ilustres de Sánchez Carrión, fundador de la República y de todos nuestros próceres, héroes y luchadores sociales, y el largo combate del pueblo por alcanzar un régimen de libertad y justicia.

Como se puede apreciar claramente cada frase está llena de un contenido teleológico o finalista. Es una aspiración en sí de nuestro pueblo. Por ejemplo, la declaración de la superioridad de la persona sobre el estado, que ahuyenta precisamente el peligro de los totalitarismos y las dictaduras desde su propio enunciado. A ello se suma el reconocimiento que los derechos de esa persona son reconocidos y no otorgados por el Estado, por lo que no puede arrebatárselos en ninguna circunstancia. ¿Hay algo más lejos del chavismo venezolano, al que tanto dicen temer pero al que le sirvieron de ejemplo los propios fujimoristas, que eso?
¿No es correcto aspirar a la promoción de la creación de una sociedad justa, libre y culta, sin explotados ni explotadores, donde la economía esté al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía? Nada hay más en las antípodas de un estatismo marxista que esta afirmación, como, también hay que decirlo, nada está más lejos del neoliberalismo y el absolutismo individualista que este enunciado, con lo que el país se pone en el mero centro, alejado de ambos perniciosos extremos.
¿No es correcto aspirar a que el Perú se constituya en una sociedad abierta (lejos de los aislacionismos chauvinistas) apta para recibir y aprovechar el influjo de la revolución científica, tecnológica, económica y social que transforma el mundo?
¿Es justo de que se grite hasta desgañitarse y en presencia de presidentes de otras naciones, contra la decisión de fundar un estado democrático basado en la voluntad popular y en su libre y periódica consulta, que garantice instituciones estables y legítimas? Obviamente que para cualquier demócrata esto sería inexplicable, pero es claro que no lo es para quienes, como los fujimoristas, destrozaron el Estado de Derecho en el Perú y se rieron de su democracia, de sus habitantes y de sus instituciones.
¿Es indebido honrar el espíritu de una Carta que somete a los gobernantes a la Constitución y a la ley y pretende la efectiva responsabilidad de quienes ejercen función pública? Entiendo que para los fujimoristas lo sea. No hay que olvidar que tienen a más de 80 de sus cuadros, entre civiles y militares presos y condenados por corrupción y violación de derechos humanos, fuera de todos los demás que se escaparon. Tampoco hay que olvidar que su líder real, el ex dictador, se ha autoinculpado de corrupción y de delitos de interceptación telefónica en agravio de personas inermes.
¿Hay que denigrar de la necesidad de excluir la violencia como medio de procurar solución a conflictos internos e internacionales?
Pues bien, todos estos tópicos y los que se leen en el Preámbulo glosado no merecen sino adhesión.
Frente a esta declaración de principios y valores está el texto del preámbulo chato y ramplón del documento que perpetró Fujimori en 1993 con ayuda de sus compinches y de un referéndum tramposo. Allí se dice textualmente:

“El Congreso Constituyente Democrático, invocando a Dios Todopoderoso, obedeciendo el mandato del pueblo peruano y recordando el sacrificio de todas las generaciones que nos han precedido en nuestra Patria”

Eso es todo. Vale decir, nada como alma, nada como espíritu, nada como proyecto nacional. Sólo como se verá en el articulado de ese documento, el acrecentamiento del poder del jefe del Ejecutivo, el achicamiento del parlamento, la liberación de los controles y, luego incluso, en la práctica, el desconocimiento de ese articulado que ellos mismos habían promulgado. En realidad allí sólo se ratifica la angurria con que se procedió por parte de la gavilla que se hizo del poder en 1992 y que lo exprimió hasta los extremos del enriquecimiento ilícito más inmundo.
Frente a esto, ¿hay alguna lógica para alarmarse o para rechazar la invocación presidencial de proponerle este norte al Perú?
Usted juzgará y le ruego expresar con sus amigos, sus conocidos, en los medios electrónicos o públicamente, de acuerdo a su vocación, los resultados de su análisis.         

No hay comentarios:

Publicar un comentario